jueves, 25 de marzo de 2010

MR. CAB DRIVER

Mi relación con los taxistas es de amor- odio, depende la ocasión.

Cuando voy en taxi, me encanta fijarme en los marcadores de otros, no puedo no saber cuánto está gastando la otra persona. Mientras, por supuesto, rezo para que el taxista no comience una conversación. Estamos todos de acuerdo en que lo temas comunes son “el clima” y “fútbol”…

Para hablar sobre el clima no hay que ser muy inteligente, por lo cual, me defiendo muy bien. Con el fútbol tiendo a contestar de manera monosilábica; y aún así no se dan cuenta que no me interesa. ¿Por qué no me habla de música, o de política? Hay veces que ni siquiera tengo ganas de hablar. Por general esto ocurre en viajes diurnos.

Por la noche todo cambia, el taxi debe ser un elemento más de la previa, casi siempre tienen buena música, unos buenos clásicos bolicheros. ¡Pobres! En general son buena onda, te suben la música se ríen, hasta te llevan al automac con 5 personas a bordo. Ellos saben con qué lidian a esas horas. Igualmente uno intenta mostrarse lo suficientemente lúcido para que no te paseen por la ciudad y el marcador indique más de lo común.

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